Lo que podría llamarse el caso insólito de las patatas
fritas de oro es realmente sorprendente. Todo arranca de esa obra de arte
titulada “Patatas de oro” de Stefan Bohnenberger, que se pueden ver en la
imagen. En 1990, el artista Stefan llevó dos patatas fritas de verdad a la
galería Mosel, de Munich (Alemania) que debían servir como modelo para hacer
las de metal precioso. Y después, reclamó a la galería esas dos patatas.
La galería adujo que no tenía
las patatas fritas de verdad y el asunto pasó a los tribunales. Y en Abril de
2012, la Audiencia de Munich ha dado la razón al artista y ha sentenciado que
la galería de arte debe indemnizar con veintidós mil euros a Stefan.
La galería adujo que cómo
iba a conservar en el tiempo las dos patatas fritas originales. Pero el artista
presentó algún testigo que dijo haber estado dispuesto a comprarlas si hubieran
estado disponibles. Así que la Audiencia de Munich considera que se le hizo un
daño económico a Stefan al no disponer de los dos trozos de tubérculo frito que
sirvieron para hacer la obra “Patatas de Oro”.
Un cuadro de Jean Luc
Gerome, fallecido en 1904, uno de los grandes pintores que defendió la pintura y
escultura académica. Aquí puede verse un fragmento de un cuadro suyo, “El final
de la sesión”, en que muestra su taller, donde está haciendo una escultura y es
la propia modelo que posa desnuda la que cubre la estatua. No se trata de que todo el
arte tenga que ser clásico o estar en contra del arte moderno, pero no parece
razonable que pueda pagarse más millones de euros por un cuadro donde Warhol
dibujó una Coca-Cola, por ejemplo, que por una obra como ésta que tiene un
trabajo y mérito intrínseco. Aunque el mundo del coleccionismo es impredecible
y al fin y al cabo, las cosas valen lo que alguien esté dispuesto a pagar por
ellas.
Un ejemplo de cómo la gente con posibles y con aficción coleccionista está dispuesto a pagar grandes sumas por las cosas más diversas. En éste caso, un ejemplar del cómic donde sale Superman por primera vez.
Hasta fotos pueden llegar a alcanzar cifras millonarias. El arte millonario no tiene límites.
Ya traté en otros artículos como parece que
en el arte moderno, más que la obra en sí, cuenta como se vende o promociona el artista
para lograr que sus creaciones alcancen en ocasiones cifras millonarias y haya gente dispuesta a soltar grandes cantidades de dinero por ellas. ¿Podría ser la demanda del artista Stefan una forma de promoción viral de su obra?. Podría ser. Lo insólito es que ganó el juicio de las dos patatas fritas. Y esas patatas de oro valen más ahora, porque tienen una historia detrás, con juicio incluído.
Podéis
echar un vistazo a los artículos siguientes que incluso rayan en lo jocoso:
3 comentarios :
Como pagar, hay quien paga por una sesión de sado maso..
Pero, por unas patatas oxidadas!!!
Es flipante todo, las ve uno ahí abandonadas y se las come o las tira que sería lo más normal y va un chalado de juez y te empapela, madre mía cómo está el patio...para empezar por pagar millonadas por verdaderas porquerías, aunque eso sí ya es asunto de cada cual.
En arte lo que vale si es algo nuevo nunca visto. Pero cada vez es mas dificil sorprender al personal.
Cuando hablo de comunismo en mi articulo no me refiero al viejo sistema estalinista, ni siquiera a la socialdemocracia, sino a un sistema de reparto justo de los escasos recursos que nos quedan en el planeta, no solo materias primas, sino tambien fuerza laboral. No se si eso será posible, probablemente no, en todo caso como bien se necesitaria un tecnologia, sobre todo informatica y de la informacion, para hacerlo posible.
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