Lo que hizo el pintor Van
Meegeren puede llamarse la venganza del falsificador y el gran timo. Era un
gran dotado para la pintura, nacido en Holanda en 1907, pero su estilo no estaba de moda en esos años y sufrió ataques feroces de los críticos. Entonces, dolido, planificó
la venganza. Analizó la técnica de Veermer, considerado uno de los mejores
pintores holandeses y pinto el cuadro “La cena de Emaús” firmándo como de
Veermer. Y logró venderlo como auténtico por más de medio millón de florines a
un museo holandés.
Es decir, no tomó un cuadro
de Veermer y lo fusiló, sino que eligió un tema y pintó un cuadro original con el estilo de Veermer y con firma falsa. El “nuevo cuadro" de Veermer "descubierto" por el Museo fue
objeto de elocuentes críticas y millones de personas lo visitaron. Entre ellas,
de vez en cuando, iba el autor, Van Meegeren, para regodearse del engaño. Había
logrado embaucar a todos los críticos y especialistas en arte.
CUANDO SE DESCUBRIÓ EL
ENGAÑO:
El caso es que Van Meegeren
vió el chollo y decidió seguir vengándose y forrándose de paso. Continuó pintando cuadros firmados como de Veermer y vendiéndolos,
ganando una fortuna. Los compradores, museos generalmente, nunca lograron
descubrir las falsificaciones. Hasta que llegó la segunda guerra mundial.
Algunos jerifaltes nazis
eran grandes coleccionistas de arte. Van Meegeren logró engañar al Mariscal del
Aire Goering, uno de los más allegados a Hitler. Y le vendió el cuadro “Cristo
y la prostituta”, pintado por él pero firmado también por Veermer. Goering tragó el anzuelo y creyó estar en posesión de un cuadro inédito y muy valioso del gran pintor holandés.
Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, se acusó a Van Meegeden de alta traición por haber vendido un cuadro del gran pintor holandés Veermer a un mando nazi. Van Meegeden fue juzgado y
la acusación de colaborador con los nazis podía conducirle a la pena de muerte
o cadena perpetúa. Entonces el pintor falsificador explicó al tribunal que
todos los Veermer que habían aparecido como inéditos en los últimos años y que
estaban en los museos holandeses habían sido pintados por él. Entre ellos el ya
famoso “Cristo y la prostituta”, por el que se le juzgaba.
DE TRAIDOR A HÉROE:
Entonces el tribunal, no
dando crédito a tal cosa, ordenó que le entregaran en la celda lienzos y
pinturas y que el acusado pintara un “Veermer”. Efectivamente, Van Meegeden lo
hizo y dejó asombrados a todos. Los críticos y especialistas se rindieron a la
evidencia. Les habían estado tomando el pelo con los cuadros “Veermer” que habían
ido dando por auténticos.
Van Meegeden fue absuelto de
la acusación de colaborador y traidor a su patria y puesto en libertad. Y
entonces, ante la opinión pública, pasó a ser un héroe: era el hombre que había
timado a Goering. Algo sin duda muy osado, porque si el jerifalte nazi hubiera descubierto que era objeto de un timo, Meegeden lo hubiera pasado muy mal.
El caso es que los cuadros del falso Veermer, o sea, los pintados por Veermer, se consideran también muy valiosos y son objeto de exposiciones.
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3 comentarios :
Que curiosa historia
Muy interesante la historia. ¡Qué arte e ingenio tuvo el tal Van Meegeren! Eso necesitaríamos ahora gente con arte e ingenio para salir adelante.
Un saludo
Suerte tuvo de que lo pillaran después de acabar la guerra, de lo contrario Goering lo hubiera mandado a un campo de exterminio..
Qué curioso.
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