El caso del timo del billete falso de
treinta euros pude contemplarlo en persona estando en la cola de un
supermercado en Alicante (España). Un tío pagó una pequeña compra, unas
cervezas, con un billete de treinta
euros. La cajera le devolvió el cambio y el tío se fue. Cuando la cajera estaba
poniendo el billete en su sitio en la caja se dio cuenta de que los billetes de
30 no existían. No había sitio para ellos. Había sitio para el de 5, el de 10,
el de 20, el de 50, etc, pero no para el de 30.
Salió corriendo hacia la
puerta en busca del individuo de las cervezas pero ya era tarde. El hombre
había desaparecido con las latas y el cambio. Ella fue a contárselo a su jefe y
yo me cambié de caja porque aquello iba para largo.
La mujer que cobraba en caja
dio el cambio de una forma instintiva. Según explicó, no comprobaban la
autenticidad de los billetes menores de cincuenta euros, o sea, los de 5, 10 y
20, para no retrasar demasiado las operaciones. Y no se percató que el de 30 no
sólo era falso, es que no existen billetes de ese valor.
Lo curioso es que un suceso
similar ocurrió en Alemania a los pocos días y pude leerlo en la prensa. Fue en
Westfalen (Alemania) y también en un supermercado. El billete era de buen
aspecto y similar a uno de veinte euros salvo que ponía 30 en el valor facial.
La cajera le dio el cambio y el hombre se fue. Todo igual que el caso que yo
presencié.
La diferencia es que al
darse a conocer la noticia, el hombre que había pagado con el billete super
falso fue a la policía a dar explicaciones. Dijo que se había encontrado en la
calle un puñado de billetes similares a los de 20 euros pero con valor facial
de 30. Se los guardó creyendo que eran de broma y al ir a pagar en el
supermercado sacó uno de forma equivocada para pagar sin percatarse del error.
Es un misterio quien fabrica
esos billetes super falsos de 30 euros. No son malas imitaciones y lleva un
trabajo. Parece lógico que un falsificador profesional los hiciera de 20 euros,
que sí existen y no de 30, inexistentes. Podría pensarse que así obtiene más por el cambio
que recibe de cada billete cuando compra algo de poco valor, que es una de las
maneras de ir colocando en circulación el dinero falsificado. Pero el riesgo de que el cajero se
de cuenta de que es falso es mayor, aunque en el caso que yo presencié y en el
caso alemán colase el billete y las cajeras devolvieran el cambio sin
percatarse del timo.
Una explicación podría ser que el dinero fuera falsificado en algún país oriental y el que lo hizo no supiera que no existen billetes de valor de 30. Puede parecer absurdo pero no hace mucho se descubrió una falsificación de dólares donde habían puesto el rostro de Lincoln donde debería ir el de Benjamin Flanklin.
1 comentarios :
ESto es obra de Kim ul Yung, no entiende la grafia occidental y el 2 y 3 le parecen iguales.
Publicar un comentario