La mala suerte tiene una paradoja y es que en un concurso sobre el tema, no podría haber ganador, ya que ganar sería un éxito. Por no hablar de que son tantos los sucesos nefastos que le ocurren a la gente que sería imposible para el jurado determinar que caso es peor que otro. Aclaro que no todas las cosas nefastas que pasan son por mala suerte. Algunas son por cometer estupideces o acciones con riesgo.
Veamos un ejemplo aclaratorio. Si habitualmente conduces al límite de la velocidad permitida o incluso superándola en ocasiones, las probabilidades de que sufras un accidente aumentan y cuanta más velocidad, más graves serán las consecuencias. Un conductor que se estrella, en tales condiciones, ha puesto de su parte para provocar un desastre. Ahora veamos un caso de auténtica mala sombra: un hombre sale con su coche flamante, que acaba de comprar, del concesionario y una cascote enorme desprendido de una estructura que se está demoliendo le cae encima. Fue pura fatalidad. Nada pudo hacer prácticamente por evitarlo. Ver la foto:
Veamos un ejemplo aclaratorio. Si habitualmente conduces al límite de la velocidad permitida o incluso superándola en ocasiones, las probabilidades de que sufras un accidente aumentan y cuanta más velocidad, más graves serán las consecuencias. Un conductor que se estrella, en tales condiciones, ha puesto de su parte para provocar un desastre. Ahora veamos un caso de auténtica mala sombra: un hombre sale con su coche flamante, que acaba de comprar, del concesionario y una cascote enorme desprendido de una estructura que se está demoliendo le cae encima. Fue pura fatalidad. Nada pudo hacer prácticamente por evitarlo. Ver la foto:
La buena suerte existe, como existe la mala. Muchos éxitos se deben a eventos del azar favorables. Y muchos fracasos, del mismo modo, se deben a eventos del azar desfavorables. Se da el fenómeno sociológico de que cuando una persona tiene éxito, acaba pensando que se lo merece sobradamente. Aunque el éxito haya consistido en que ha acertado la lotería, que es puro azar.
Pero el fracaso solemos atribuirlo a la mala suerte, aunque en muchas ocasiones sea debido a que hayamos cometido estupideces o imprudencias. No cabe duda de que lo que conoce como suerte forma parte de los éxitos y fracasos de una persona, aparte de sus méritos mayores o menores, que también influyen como es lógico. El azar tiene caprichos impredecibles que deciden la mayor o menor fortuna de alguien.
No hay que olvidar que quien más juega con el azar es la naturaleza. Al nacer, hay gente que lo hace dotada de una gran belleza natural. Eso les abrirá muchos caminos en sus actividades sociales futuras. Otros sin embargo, nacen feos de solemnidad. Ya parten de una gran desventaja frente a los otros. Porque la belleza es un bien intrínseco apreciado socialmente por injusto que sea.
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