Las peleas de taxistas disputándose un pasajero surgen de vez en cuando en las paradas de taxis. Pero a veces van a más. Tal fue el caso sucedido en Valencia (España) cuando Clara, una mujer taxista, se disponía a recoger a un cliente. Otro taxi, conducido por un hombre, Alberto, se coló y recogió al pasajero, saliendo zumbando.
Clara, indignada, salió a su vez detrás del taxi de Alberto con el objeto de recriminar su acción y recuperar al cliente. Alberto, al ver el taxi de Clara que no cesaba en seguirlo intentando alcanzarle, detuvo de repente su coche. Y fue hacia el de Carla, agarrándola y tratando de sacarla por la ventanilla, lo que provocó lesiones a la mujer.
Cabe imaginar la cara del pasajero viendo como era objeto de deseo entre dos taxistas pero de una forma violenta. Total, que Carla presentó denuncia por daños físicos y un tribunal de Valencia condenó en Enero de 2013 al taxista Alberto a una multa.
Los taxistas deberían esforzarse en cuidar sus modales y en concreto, evitar discusiones zafias por la carga de pasaje. El pasajero que contempla como dos taxistas disputan por ver quién lo lleva se siente como si fuera un saco de patatas al que fueran a transportar. Lo lógico es que en las paradas de las estaciones haya turnos y que se respeten adecuadamente.
Lo mismo que si a un taxista le toca por turno un pasajero que va a hacer un recorrido corto, tiene que aguantarse y no empezar a poner mala cara o lanzar indirectas. No todo el mundo toma un taxi para hacer grandes recorridos con él. Lo que debe preocuparles a los taxistas es que el pasajero quede contento por el trato servicial dado, que no servil, lo que ayudará en el futuro a que siga tomando taxis.
Cuando una persona sufre malas experiencias con taxistas, acaba rehuyendo usar ese servicio salvo casos extremos. Malos modales, malos humores, coches sucios, alargar trayectos de forma innecesaria para cobrar más, conducción temeraria, cobrar pluses abusivos, etc, acaban fastidiando el negocio del taxi.
Los taxistas deberían esforzarse en cuidar sus modales y en concreto, evitar discusiones zafias por la carga de pasaje. El pasajero que contempla como dos taxistas disputan por ver quién lo lleva se siente como si fuera un saco de patatas al que fueran a transportar. Lo lógico es que en las paradas de las estaciones haya turnos y que se respeten adecuadamente.
Lo mismo que si a un taxista le toca por turno un pasajero que va a hacer un recorrido corto, tiene que aguantarse y no empezar a poner mala cara o lanzar indirectas. No todo el mundo toma un taxi para hacer grandes recorridos con él. Lo que debe preocuparles a los taxistas es que el pasajero quede contento por el trato servicial dado, que no servil, lo que ayudará en el futuro a que siga tomando taxis.
Cuando una persona sufre malas experiencias con taxistas, acaba rehuyendo usar ese servicio salvo casos extremos. Malos modales, malos humores, coches sucios, alargar trayectos de forma innecesaria para cobrar más, conducción temeraria, cobrar pluses abusivos, etc, acaban fastidiando el negocio del taxi.
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