Las lenguas regionales siguen estando en el foco de los
nacionalismos y del subdesarrollo o de freno para un mejor próspero progreso.
El lenguaje es una herramienta para comunicar a las personas y a las empresas y
cuantas más gente hable un idioma en más regiones diferentes del planeta, más útil
es para transmitir conocimiento y para hacer negocios.
Mientras se han producido un
gran avance en la comunicación humana desde el invento del telégrafo pasando
por el teléfono hasta dar con la gran revolución comunicativa de Internet, la
rémora de los cientos de lenguajes regionales que siguen subsistiendo persiste.
Unos se resisten a perecer
por estar asentados en zonas de subdesarrollo crónico y otros son mantenidos
artificialmente por gobiernos nacionalistas a costa de gastar dinero en
promoverlos.
India: cientos de lenguas
Basta ver un ejemplo
pavoroso. En la India, en 2013, hay unas ochocientas lenguas regionales. En los
últimos cincuenta años sólo han desaparecido unas doscientas. Dado que es un
país con cientos de millones de habitantes, cada lengua regional es hablada por
varios millones personas. Es muy lenta su desaparición en pro de una lengua más
universal.
El caso de la India es un
buen laboratorio de análisis del problema. Porque además el gobierno del país
parece ser consciente de que el desarrollo implica la unificación del lenguaje.
Las dos lenguas oficiales de India son el Hindi y el Inglés. Es un gran avance.
Y sigue admitiendo el empleo oficial de otras veintidós lenguas que hablan
varios millones de personas cada una. Pero subsiste el tema de las ochocientas
lenguas regionales.
Unificación en un idioma universal
En el mundo actual siguen existiendo unas seis mil lenguas. El noble intento de instaurar el esperanto como lengua universal a principios del siglo XX fracasó. Se estima que sólo lo hablan actualmente unos veinte millones de personas entusiastas de la idea. Los nacionalismos de principios de siglo, consecuencia del movimiento romántico del siglo XIX fue la principal causa de su fracaso. Unido a que el inglés, el idioma en el que se produjo la revolución industrial, comenzó a ser la lengua franca en la que todos hacían negocios e intercambiaban conocimientos.
La ventaja de una persona que nace en el entorno de un idioma internacional es muy superior al de que crece en el entorno de una lengua regional. El acceso a la información será mucho mayor en el primer caso que en el segundo. Y a la hora de potenciar un negocio, no es lo mismo usar el inglés, por ejemplo, que hablar una lengua local.
La unificación del idioma es una asignatura pendiente de la humanidad. Los poderes políticos locales en muchas regiones del planeta son reacios a fomentarlo. Una base importante de sus apoyos se basan en la ignorancia de la gente y la exaltación de las tradiciones arcaicas por absurdas que sean.
En el mundo actual siguen existiendo unas seis mil lenguas. El noble intento de instaurar el esperanto como lengua universal a principios del siglo XX fracasó. Se estima que sólo lo hablan actualmente unos veinte millones de personas entusiastas de la idea. Los nacionalismos de principios de siglo, consecuencia del movimiento romántico del siglo XIX fue la principal causa de su fracaso. Unido a que el inglés, el idioma en el que se produjo la revolución industrial, comenzó a ser la lengua franca en la que todos hacían negocios e intercambiaban conocimientos.
Pero mientras el esperanto
era una lengua nueva inventada, el inglés tiene unas raíces concretas en el
Reino Unido y Estados Unidos, lo que dificultó que los países lo adoptaran como
lengua oficial. Se va introduciendo por que la mayor cantidad de información
tecnológica se encuentra en dicho idioma pero sin que los gobiernos de muchos
países apoyen el cambio.
Las sinergias que se
producirían en un mundo globalizado como el actual si todos usáramos un mismo
idioma serían gigantescas. A nivel mundial se entienden las señales de tráfico,
o el juego del ajedrez, o la música, o las matemáticas, o la informática, entre
otras cosas unificadas. Pero sigue pendiente el lenguaje único.
3 comentarios :
Es un círculo vicioso del que es difícil salir. El inglés se ha extendido gracias a la expansión económica de los británicos y estadounidenses, y a su vez, la expansión crece gracias a la globalización de su lengua. Es difícil pensar que los que dominan el cotarro renuncien a una de sus armas estratégicas principales. Y mientras el resto no dominemos su idioma, difícil será la expansión de nuestra economía, porque siempre tendrán esa ventaja competitiva, que por otra parte, es fundamental. Lo malo es que para adquirir el arma, habría que renunciar a la propia lengua, cosa que en el caso de los hispanos, árabes y chinos, por ejemplo, sería de locos, después de su asentamiento a lo largo de tantos siglos y a lo ancho de tantos parlantes.
Como la única solución parecería ser la del bilingüismo, o el trilingüismo en muchos casos, el tiempo -nada desdeñable- que se invertiría en alcanzarlo, iría en detrimento de esa “competitividad” con los que dedicarían ese tiempo a otros menesteres desarrolladores y productivos.
Otro gallo nos cantaría si en su día se le hubiera dado al patrimonio lingüístico la importancia que tiene realmente.
Quizás una de las conclusiones es que la actividad social y económica no debería rebasar los límites geográficos que enmarcan las lenguas. Por muy deseable que sea la globalización, al final se convierte en el ámbito infinito de mamoneo de los listillos de turno, que sólo pueden controlar ellos.
Fractalio:
Los idiomas internacionales se hacen predominantes cuando los que lo hablan son tecnologicamente más desarrollados. El latin se extendió porque Roma era la sociedad más avanzada tecnológicamente en su época. El español se extendió porque España se convirtió en una potencia marítima desde el siglo XVI al XVIII y la naval era la tecnología más avanzada de la época. El inglés se extendió por la revolución industrial y posteriormente por la revolución informática. El que inventa es el que pone nombre a los nuevos inventos.
La clave es entender que la lengua es una herramienta más. No hay nada de mítico ni de exotérico en ella como prentenden los nacionalistas.
Al final, el mundo hablará un sólo idioma, que probablemente sea un Spanglish mezclado con francés, mandarin, ruso, alemán y algo más. La lástima es que pasarán mucho años.
En contra de lo que dices, el idioma único iría contra los listillos mangoneadores locales. Todo el mundo podría entender lo que dice cualquiera en cualquier lugar del mundo, no sólo en su terruño.
Hablar un idioma más productivo no es renunciar a nada, es progresar. Nadie usa hoy un hacha de piedra para hacer un mueble. Por romántico que pueda resultar.
Estoy de acuerdo en que un idioma único iría en contra de los listillos, de ahí que nunca no lo van a permitir. Yo firmaría ahora mismo por un idioma único, e incluso asumiría que ese idioma fuera el inglés, por cuestión de “menor inviabilidad”. Pero me temo que como dices, ese “Spanglish mezclado con francés, mandarin, ruso, alemán y algo más”, tardaría tanto en formarse espontáneamente, que aún suponiendo que los listillos lo permitiesen, antes nos hemos aniquilado mutuamente. La globalización de las mafias, que es la primera que se ha formado, acabará con todo en breve. Desgraciadamente, no es viable la globalización lógica y honesta, porque los listillos sólo se extinguirían a base de educación, y como lo saben perfectamente, no la van a consentir por nada del mundo, todo lo contrario.
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