Hablaré de los políticos mentirosos y el experimento con monos. El foto meme anterior nos advierte del verdadero problema de que los políticos mientan: el que haya gente que les cree. Porque en principio, puede creerse lo que dice un político pero cuando se ve que ha mentido una vez, lo normal es que el público empezara a dudar de lo que dice.
La mentira es más castigada
en las sociedades anglosajonas que en las latinas. Es como si en las sociedades
latinas se diera por sentado que la política y la mentira van unidas. Lo mismo
que la política y la corrupción, que tampoco es adecuadamente castigada en las
urnas. Parece como si el lema fuera que cuando miente o roba uno de los míos,
de mi ideología o de mi partido, es disculpable.
Pero ahora vamos con el experimento de los monos llevado a cabo en la Universidad de Faketown. Llevaron chimpancés para que contemplaran mítines electorales. Observaron que mientras la gente atendía al parloteo de su líder, los monos se descojonaban. Y lo hacían con más ahínco cuanto más gesticulante se volvía el que hablaba.
Cuando el orador comenzaba a soltar esloganes y el público se enfervorizaba, los monos se tronchaban aún más. Es como si tuvieran un sexto sentido para percatarse de las mentiras que soltaban los líderes candidatos en sus peroratas. Ciertas frases como "somos el futuro", "es la hora del cambio", "juntos podemos" les resultaban especialmente delirantes a los macacos.
Una de las conclusiones que durante el proceso evolutivo hemos ido perdiendo la capacidad crítica de nuestros antepasados primates.
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