Veamos el caso del suicida que fracasa porque dio con unos tigres vagos. El suceso raya entre el drama y el grotesco humor negro. Un chino, Yang, quiso
suicidarse arrojándose a una jaula de trigres en un zoo, en Chengdu (China). Subió a un árbol cuyas ramas estaban sobre el recinto donde vivían las fieras y
se lanzó sobre ellas. En la foto, de mala calidad, tomada por un visitante del zoo, se ve a Yang cuando lo tiró al suelo uno de los felinos.
Los tigres le miraron con indiferencia y no hicieron nada contra él. Entonces, el suicida, comenzó a incitarles con todo tipo de gestos. Casi media hora de esfuerzos de Yang para que los felinos se encabronaran y le devoraran pero no había manera. Sesteaban dados a la vagancia.
La gente comenzó a
arremolinarse alrededor mirando despavorida lo que estaba haciendo aquél
hombre. De repente, un tigre le sujetó a Yang por el cuello y lo tiró al suelo,
arrastrándole un poco. Parecía que había llegado el final de aquél hombre pero
el tigre se cansó pronto de su juguete y fue a tumbarse otra vez. Debió pensar que ya había hecho demasiado esfuerzo por ese día.
Finalmente, los encargados
del zoo inyectaron sedantes a las dos fieras y sacaron a Yang de la jaula, con
sólo rasguños leves. De momento, se lo llevaron detenido y posteriormente le
enviaron a un centro donde tratan depresiones.
Tomar la decisión de suicidarse
es algo dramático pero la forma de hacerlo puede ser más aún más tenebroso. La
gente recurre a todo tipo de soluciones
pero no todas acaban “bien”. Muchos no consiguen su objetivo y acaban
descalabrados o causando daño a otros. En el caso que nos ocupa, Yang tuvo
mucha suerte dentro de su “mala suerte” ya que podía habar acabado vivo y con
graves mutilaciones si pilla a los tigres con hambre o menos vagos.
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