Los cara huevos tuiteros o “carahuevos”
son aquellos que se abren una cuenta en Twitter y no se molestan en subir una
foto suya de perfil dejando como cara el huevo que esa red social muestra por
defecto. El motivo puede ser diverso. Lo más usual es que no quieren perder
tiempo en eso o no quieren mostrar su rostro.
Los expertos dicen que es
mala cosa andar por Twitter con la cara de huevo porque eso genera desconfianza
en los demás usuarios. Será algo psicológico, pero no se sostiene mucho, ya que
parece que lo interesante debería ser el mensaje de los tuits, no el aspecto
que tenga el que los pone. Sin contar que en Internet uno puede identificarse
con cualquier foto trucada que no tenga nada que ver con la real.
Probablemente se dan de alta en Twitter porque está de moda y
quieren ver de que va la cosa pero no pasan de ahí. No se molestan en subir una
foto o un avatar porque su poco interés no les motiva y ni siquiera hacen el
esfuerzo de ver como se sube una imagen para el perfil del usuario.
Quizás sólo quieren seguir a
algunas personas o instituciones que son de su interés, (tal que periódicos, políticos,
periodistas o artistas), para leer lo que dicen y nada más. Es decir, van a ser
pasivos en la red. Aunque no todos son así, los hay también que son activos,
ponen tuits, aunque con su carahuevo.
Desde luego, el que busque
seguidores, es mejor que ponga una foto suya, según todos los expertos en el
asunto. Salvo que seas un famoso, para conseguir seguidores tendrás que
seguir a tu vez a otros por ver si te corresponden y parece que una imagen tuya es más conveniente.
Es lo absurdo de Twitter. Que
si eres activo, acabas siguiendo a tantos y tantos te siguen a ti que al final
casi nadie lee a nadie porque es casi imposible con cientos de tuits a diario. Ese mismo fenómeno se produjo en los blogs. Los blogueros seguían a otros y esos otros correspondían siguiéndoles a ellos. Al final, cuando alguien publicaba un post, los demás pasaban por allí a comentarlo. Y así, unos se comentaban a otros.
Pero a medida que crecía la rueda de blogs, eran tal cantidad de artículos que cada bloguero había de comentar que era casi imposible que leyera nada. Comentaba por cumplir con su cuasi obligación. Llegaba un momento en que era imposible ni siquiera comentar algo salvo decir simplezas como "buen buen artículo" si se quería hacer la rueda completa de blogs del círculo.
Resumiendo:
Parece que todo acaba convertido en un vano ejercicio de narcisismo o algo similar relamiéndose
uno de que tiene cientos o miles de seguidores. Al final, los más lúcidos, se hacen la pregunta fatal:
De vez en cuando, algún famoso o comunicador que ha hecho una incursión en Twitter, acaba abandonando decepcionado y hay ocasiones en que las críticas hacia esa red social y sus usuarios son demoledoras. Por ejemplo la de Sostres, que se muestra a continuación:
Probablemente uno de los éxitos de Twitter es que su sencillez permite con poco trabajo que uno se convierta en activo en Internet. Y ese éxito conlleva su masificación y la consiguiente vulgarización. Al final, va a resultar que los carahuevos que no se molestaron en subir una foto a su perfil es que ya preveían que esa red no merecía su esfuerzo.
Aunque muchos están dados de alta, sólo en torno al 15% lo
usa habitualmente. En general, predominan los comentarios radicales de gente
que parece estar más empeñada en intentar provocar cambios en las opiniones de
otros que en cambiar las propias.
Dado que esta red social exige capacidad de síntesis porque
sólo permite escribir 140 caracteres en cada mensaje y mucha gente carece de
dicha capacidad, tienden a la agresividad o al insulto. Gente de pensamiento
simple o necios totales pueden sentirse inteligentes escribiendo banalidades o
groserías.
Mientras tanto:
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