La pregunta de cómo saber si uno es estúpido es inquietante. Porque por principio, el necio no sabe que lo es. El meme anterior puede bien ser la respuesta a esa interrogante. Los necios se sienten seguros en su estulticia y no se auto analizan al respecto. Bertrand Russel lo explicó bien cuando dijo aquello de que los necios están seguros de sí mismos mientras los inteligentes son asaltados por las dudas.
En el mismo sentido de lo que expone Russell están los estudios de Dunning-Kruger, sobre como los necios sufren de un efecto de superioridad que es ilusorio mientras los más inteligentes cometen a menudo el error de creer que la gente tiene una capacidad o conocimiento equivalente al suyo. La moraleja que se desprende de todo esto es que mientras el necio tiene una falsa percepción de sí mismo, el inteligente tiene una falsa percepción de los demás.
Sobre la misma idea versa la regla de Meta-Pareto que se expone a continuación. La mayoría de la gente no tiene conciencia de su propia capacidad y se sobrevalora. Aunque habría que puntualizar que inteligencia no siempre implica falta de necedad. De hecho Cipolla estableció en sus estudios que la estupidez está extendida en la misma proporción entre todos los grupos sociales. O sea, que la inteligencia no te protege de la necedad:
De ahí la advertencia de Mark Twain a la hora de con quién puede uno o no discutir y que se muestra en el siguiente foto meme:
Sobre la misma idea versa la regla de Meta-Pareto que se expone a continuación. La mayoría de la gente no tiene conciencia de su propia capacidad y se sobrevalora. Aunque habría que puntualizar que inteligencia no siempre implica falta de necedad. De hecho Cipolla estableció en sus estudios que la estupidez está extendida en la misma proporción entre todos los grupos sociales. O sea, que la inteligencia no te protege de la necedad:
De ahí la advertencia de Mark Twain a la hora de con quién puede uno o no discutir y que se muestra en el siguiente foto meme:
La necedad está muy extendida. Ya lo estableció Cipolla en su Tratado de la Estupidez. Y el propio Einstein reconoció que la necedad era más infinita que el propio Universo. De ahí que las supercherías, las ideologías y el fanatismo religioso se extiendan tan fácilmente entre las masas. Montones de charlatanes y buscavidas viven a costa de explotar la estupidez de las personas. Lo peor es que la política está llena de esos vendepeines aprovechados.
Los necios igual se tragan que alguien les traerá el paraíso en este mundo o en el otro como que alguien es capaz de doblar cucharas con el pensamiento. Creen que sus opiniones son tan válidas como las de cualquier otro aunque esté opinando sobre materias que desconoce. Su cerebro suele nutrirse de eslóganes que le suenan bien o le hacen sentirse mejor. Cuanto más simple es un eslogan, más fácil es que lo digiera un necio.
Como la necedad es muy atrevida, los estúpidos suelen ser muy activos. Precisamente por lo que decía Russell sobre las dudas que asaltan a la gente con más entendederas. Los medios de masas se dirigen fundamentalmente a la gran mayoría de estúpidos a base de simplificaciones de los mensajes. Y los necios acaban creyendo que existen soluciones simples para problemas complejos.
El gran problema es cuando la política se llena de necios que ocupan cargos con capacidad de legislación y decisión de gasto de dinero público. Creen que los votos de otros necios que les aúpan al poder les da sabiduría per se.
A este respecto y a pesar del daño que los políticos corruptos o los malvados hacen a la sociedad, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones es más la necedad la causante de mayores estragos. A este respecto, conviene tener en cuenta la siguiente regla:
Ahora, dejo la disertación y voy a mi sesión diaria de intentar discernir cual pueda ser mi propio grado de estupidez.
Mientras tanto:
A este respecto y a pesar del daño que los políticos corruptos o los malvados hacen a la sociedad, hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones es más la necedad la causante de mayores estragos. A este respecto, conviene tener en cuenta la siguiente regla:
Ahora, dejo la disertación y voy a mi sesión diaria de intentar discernir cual pueda ser mi propio grado de estupidez.
Mientras tanto:
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