En curiosidades, vamos a ver el caso del asesinado con tacones de mujer que sucedió en Houston. Un profesor de la Universidad de dicha ciudad, de
59 años, murió después de que su pareja, Ana T., de 45, le clavara unas treinta
veces un tacón de aguja de su zapato en la cara. Sucedió en Junio de 2013. En la foto pueden verse los zapatos mostrados como prueba durante el juicio. Sus tacones son de una longitud considerable.
Cómo sucedió:
Parece que todo comenzó una
noche en que ambos fueron a tomar unas copas a un bar que frecuentaban. Un
hombre empezó a tirarle los tejos a Ana y el profesor se puso celoso al ver que
incluso la quería invitar a una copa.
Se fueron para casa y
empezaron a discutir. Probablemente el profesor le achacaba la culpa del
flirteo a ella por sonreír al ligón o algo así. El caso es que la discusión fue
a más hasta el punto de que cuando él la sujetó a ella, la mujer le tiró del
pelo y le arrancó un mechón.
Después le golpeó con el
zapato en la cara con tanta fuerza que el tacón del mismo, fino, se clavó una y
otra vez hasta que acabó con la vida del profesor.
Cuando la policía se
presentó en la escena, la llevó detenida. Ella alegó que era legítima defensa
porque el hombre estaba muy violento pero dado el ensañamiento hasta la muerte
se la acusó de asesinato.
No obstante, fue liberada
con fianza de cien mil dólares. Uno de los testigos, Jim Carrol, que había
declarado que ella le había confesado en una ocasión que el que la fastidiara
acabaría con uno de los tacones de su zapato clavado en el ojo, mostró su
disconformidad con la libertad provisional, manifestando sentirse asustado de
que ella le hiciera algo.
Tiene toda la pinta de una
discusión en una pareja que andaba pasada de copas y que derivó en una
violencia salvaje, ya que ella se cebó con rabia en la cara del hombre hasta
que le mató.
En Abril de 2014 se celebró
el juicio contra la acusada. Fue declarada culpable de asesinato. Probablemente, el hecho de que el profesor estaría en el suelo cuando ella le daba golpes en la cara con sus tacones induciría al jurado a no considerar aceptable la legítima defensa.
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