Hay quien mantiene que se
puede olfatear el amor a la hora de buscar pareja o de ligar. Algunas web de contactos
para solteros, divorciados y viudos que buscan una nueva relación añaden el
factor biológico a la hora de elegir a la persona idónea. Consideran que la química
de cada organismo juega su papel.
Toman muestras fisiológicas
de los que se inscriben y hacen análisis de laboratorio para detectar algunas
sustancias que tienen que ver con el olor que el cuerpo despide y con las
feronomas.
Lógica perruna: antes de nada, olerse
Esos centros de
emparejamiento aplican la lógica perruna de olerse como primer paso. Mantienen que generalmente las personas acuden a las citas sin
haberse visto antes, salvo algún contacto a través de Internet y que en el
primer encuentro, la química entre ambos puede no funcionar.
Se refieren a la química real, la del organismo y sus efluvios. Puede ser imperceptible,
porque las feronomas operan casi a nivel subconsciente, pero también puede ser
evidente por el propio olor que expiden los cuerpos. No todos huelen igual. Hay
gente que huele poco y hay quien expide un cierto hedor apestoso.
Un procedimiento que han
adoptado algunos centros de contacto es organizar eventos para que los
inscritos se conozcan, lo que suele ser habitual, pero con un añadido: cada uno
ha de llevar una bolsa cerrada con una camiseta que haya usado tres días.
A la hora de hacer las
presentaciones de unos con otros para que se vayan conociendo, cada cual ofrece
su bolsa al otro para que pueda olfatear el contenido de la camiseta usada. Ese
es un dato importante, por lo visto, para que la relación pueda prosperar o no.
No cabe duda de que algo de
base científica tiene todo esto. Una persona puede entablar relación con otra
que le parece muy adecuada y cuando todo parece ir bien, se encuentra con que
no soporta su olor corporal en cuanto suda un poco.
Descubre que estar con ella
en la cama es como dormir con una mofeta heidionda. O que cuando se quita los
zapatos, sus calcetines huelen como si fueran un arma biológica para producir asfixia.
De lo que no estoy tan
seguro es de que la gente no engañe. Los que saben que no huelen a rosas
pueden meter en la bolsa una camiseta que apenas han usado o que han perfumado
con algún aroma de esos que embriagan los sentidos.
Los que huelen a rancio
serán conscientes de que si meten en la bolsa una camiseta que apesta no van a
comerse un torrado así que harán trampa o no se apuntarán a un sitio de
contactos así.
Puede ser que esos centros
de contacto lo que pretendan con esos métodos es lanzar un mensaje: gente hedionda, abstenerse porque vas a ser
olfateado.
Si no estás seguro totalmente del éxito de tus feronomas, lo mejor será seguir usando desodorante.
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