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Huevo millonario hallado en chatarrero

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La historia del huevo millonario hallado en un chatarrero, del que bien puede decirse que “vale un huevo” es propia de película. Un chatarrero tenía en su poder el objeto, que había adquirido en un mercadillo de cosas viejas. Lo compró porque era metal y pensaba fundirlo. Creía que era una baratija metálica. Un hombre que vio la chatarra se interesó por el objeto y se lo compró por ocho mil dólares.

El chatarrero se lo vendió pensando que había hecho un magnífico negocio y que aquél tipo sería un rico idiota al que le sobraba el dinero. Pero nada de eso. El hombre se había dado cuenta de que era probablemente un huevo Fabergé y que eso valía una pasta. Tanta, que ha sido valorado en treinta y tres millones de dólares después de haber sido certificado por expertos como auténtico.

Está fabricado en oro y tiene decoración de diamantes y zafiros. Parece mentira que un chatarrero, que está acostumbrado a recoger y tratar todo tipo de metales no se percatara al menos de que aquello era oro y no baratija.

Los huevos Fabergé tienen un gran valor. No sólo por los metales y piedras preciosas con que están hechos, sino por su valor artístico e histórico. Fabergé fue un joyero ruso que en 1885 recibió un encargo del Zar Alejando III para que le hiciera un huevo de Pascua para regalárselo a su mujer la zarina, la danesa María Fyodorevna.

Desde entonces, todos los años fabricaba el orfebre uno de esos huevos. No sólo para Pascua, sino para acontecimientos señalados. Además de para el Zar, hizo algunos para industriales adinerados de la época.

Además del oro, usaba platino, plata, cobre, etc, según las tonalidades que quisiera darle al oro: oro blanco, rojo, etc. Para saber más sobre el preciado metal puedes visitar: Oro y pureza: quilates o kilates. Siempre conviene saber algo de eso para que no te timen, por ejemplo.

Una peculiaridad de ellos es que están huecos y pueden abrirse. Dentro se ponía una sorpresa para el destinatario. Podía ser una joya para una dama, algo representativo de un evento, lo que fuera. Era un secreto que el orfebre guardaba hasta que era entregado. No siempre se ha sabido cual era el contenido.

En total hizo 69 de esas piezas, de las que ocho están desaparecidas, no se sabe de ellas. El arte y la historia que encierra cada uno de ellos hace que sean muy valorados entre coleccionistas y museos.

Y ya que estamos, voy a mostrar un huevo vulgar pero que tiene una peculiaridad. No está hecho con imagen o dibujo sino con códigos html5 y css3 de los que se emplean para configurar páginas web como ésta que estás leyendo. Si intentas copiar la imagen, verás que no se puede. No es una foto. Parece más real que uno de verdad:


Nota: Puede suceder que alguien no lo vea, que sólo le aparezca un rectángulo. Eso es porque no está usando un navegador moderno tal que Chrome.


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