Fuera manos de la cesta. La frase dicha por Soraya Saenz de Santamaría, ha sido titular en muchos periódicos digitales y blogs: “El que ha metido mano en la cesta, debe ser expulsado del sistema”. Parece mentira que tenga que ser noticia lo que en un país realmente democrático sería una perogrullada. Así están las cosas.
Estamos hartos de ver a personajes que desempeñan cargos públicos que, cuando se conocen algunas de sus metidas de mano en la cesta, cuando incluso hay sospechas de que alguno puede haberse llevado una cesta entera, acuden a refugiarse, como si de ciudadanos particulares se trataran, en posturas como la presunción de inocencia o que se trata de un ataque de sus enemigos políticos o que es un ataque a los ciudadanos del “territorio” que ellos dicen encarnar.
Como decía Manuel Conthe en su blog de Expansión, y suele repetir, “quienes desempeñan puestos basados en la confianza social, deben ser capaces de superar el principio de precaución, de manera que cuando afloran sospechas fundadas sobre la rectitud de su conducta, deben ser capaces de enervarlas sin invocar la presunción de inocencia ni apelar al deseo de venganza de quienes les acusan”.
Los partidos políticos que pretendan ser serios, deberían tomar buena nota de éstas palabras de Soraya y comenzar a depurar sus filas, si quieren evitar que la corruptocracia lo inunde todo, hasta el punto de que ni las personas más honradas puedan resistirla so pena de tener que ser casi héroes.
La corruptocracia es una de las principales fuentes de ruina para los países. Bien es cierto que es una de las principales fuentes, si no la única, de enriquecimiento de los que la practican. O se acaba con eso de coge el dinero y corre o la corruptocracia liquidará al país.
Estamos hartos de ver a personajes que desempeñan cargos públicos que, cuando se conocen algunas de sus metidas de mano en la cesta, cuando incluso hay sospechas de que alguno puede haberse llevado una cesta entera, acuden a refugiarse, como si de ciudadanos particulares se trataran, en posturas como la presunción de inocencia o que se trata de un ataque de sus enemigos políticos o que es un ataque a los ciudadanos del “territorio” que ellos dicen encarnar.
Como decía Manuel Conthe en su blog de Expansión, y suele repetir, “quienes desempeñan puestos basados en la confianza social, deben ser capaces de superar el principio de precaución, de manera que cuando afloran sospechas fundadas sobre la rectitud de su conducta, deben ser capaces de enervarlas sin invocar la presunción de inocencia ni apelar al deseo de venganza de quienes les acusan”.
Los partidos políticos que pretendan ser serios, deberían tomar buena nota de éstas palabras de Soraya y comenzar a depurar sus filas, si quieren evitar que la corruptocracia lo inunde todo, hasta el punto de que ni las personas más honradas puedan resistirla so pena de tener que ser casi héroes.
La corruptocracia es una de las principales fuentes de ruina para los países. Bien es cierto que es una de las principales fuentes, si no la única, de enriquecimiento de los que la practican. O se acaba con eso de coge el dinero y corre o la corruptocracia liquidará al país.
La noticia viene de su entrevista en La Razón:
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