Aunque hay muchos consejos para ligar, la clave está en buscar los puntos en común con la persona que es tu objetivo de ligue. El chiste meme anterior lo expresa en pocas palabras. Tienes que escuchar a tu objetivo con atención. Eso es muy importante. Puede resultar algo pesado, desde luego, pero ligar es duro, salvo que seas un guaperas con muchos posibles, o sea, dinero o fama.
¿De que hablamos?
Estamos hablando de que eres un hombre que quiere ligar a una mujer para festejar un rato o una noche. Porque la mujer lo tiene más fácil, dada la tendencia a la promiscuidad masculina y el poco discernimiento en la selección. Sobre todo a altas horas de la noche y alguna copa encima.
Vaso de whisky hirviendo
A las mujeres suele gustarles mucho hablar. Las últimas investigaciones concluyeron que la fémina habla de media siete veces más de tiempo al día que el hombre. De modo que estábamos en que tenías que mentalizarte para escuchar por fatigoso que sea. El ligón profesional escucha aunque le esté hirviendo ya el vaso de whisky que tiene en la mano.
Y cada vez que ella exponga que tal cosa o tal otra le gusta, a ti también. Ella tiene que notar que empatizas y que sois almas gemelas. Ella tiene que notar que le prestas atención. Y ella no tiene que notar que estás mirando el trasero o los pechos de otras que pasan alrededor vuestro. No quiere decir que no mires, porque hay que otear el ambiente por si falla el intento en que estás, pero hay que hacerlo con mucha discreción. Esa habilidad la da el tiempo y la experiencia.
Chiste del consejo y ligón torpe:
Ahora voy a contar un chiste sobre el ligoteo. Un tío le da consejos a otro sobre como ligar. Dos amigos que están en una discoteca. Uno le dice al otro que no liga nada, que no sabe hacerlo. El otro le aconseja que se fije en él. Se acerca a una chica que estaba en la barra y le dice que hoy va a ser su noche afortunada porque se irá con ella si acierta un número entre el uno y el diez. A la chica le hace gracia y contesta que elige el cuatro. Entonces el hombre le dice que ha acertado, que se vaya con él. Y ambos se van. El otro, el incapaz de ligar, decide usar el método. Ve a otra chica que está sola y se acerca a ella y le dice lo mismo, que será la afortunada si acierta un número entre el uno y el diez. La chica dice que elige el tres. Y el hombre dice: “Maldita sea. Has fallado por uno. Era el cuatro”.
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