Hay un antes y un después de los
teléfonos móviles pisamierdas, también llamados inteligentes porque conectan a
Internet. Antes la gente se comunicaba a través de cartas, teléfono y finalmente con correo eléctrónico. Es decir, las personas se movían en círculos de familiares, amigos
y compañeros de trabajo.
En Internet, los blogs fueron un
paso más de comunicación así como los foros Se ampliaba el círculo cuasi
familiar anterior pero de forma limitada. La gente seguía unos blogs y algún
foro. Leía y de vez en cuando, hacía algún comentario.
Los blogs se atrincheran:
Pero los blogs comenzaron a
protegerse del spam y de los troll. Cada vez empezó a ser más difícil comentar
en ellos. Empezaron a no publicar directamente el comentario, sino que antes
debía ser aprobado por el administrador del blog, que estaba allí en su
pedestal decidiendo si lo aprobaría o no.
Eso después de haber tenido que
escribir unos tediosos códigos que coincidieran con otros que aparecían
aleatoriamente para demostrar que no eras una máquina. Y en muchos, además, había
que poner la dirección del correo electrónico. En el summun de los summuns,
muchos blogs empezaron a exigir que para comentar había que registrarse.
Surgen las redes sociales:
Entonces surgen las redes sociales
de éxito. Facebook, Twitter, etc. Al principio fueron poco a poco pero de
repente empezaron a crecer de manera exponencial. Eran relativamente fáciles de
usar y todo el mundo podía ser activo en Internet. Ya no había que crearse un
blog, algo complicado y que requiere mucha dedicación, si uno quería estar
presente en la red de redes.
Las redes sociales ampliaron
enormemente el batiburrillo de gente que se comunica a través de ellas. Cualquiera
puede hacerse seguidor de otro. Un anónimo de a pie puede pasarle un mensaje a
un famoso de relumbrón. Mucha gente dejó de comentar en los blogs y foros para
pasarse a Facebook, Twitter y algún otro.
Se acabó el aburrimiento:
Para mucha gente, se acabó el
aburrimiento. Ya no hay espacios muertos en los que los amigos no contestan al
teléfono, nadie te responde a tus correos electrónicos o nadie te contesta al último
comentario en un blog. Escriben parrafadas en el muro de Facebook o frase
cortas en el Timeline de Twitter. Eso les produce satisfacción. Puede que
finalmente no les lea nadie, pero eso no se lo plantean.
Seguir y ser seguidos:
La diversión final parece consistir
en seguir y ser seguidos mientras se escriben banalidades sin cuento y se suben
fotos de la última borrachera o de la fiesta de fin de curso.
Teléfonos pisamierdas:
La guinda del pastel lo ponen los
móviles llamados inteligentes que conectan a Internet. Muchos caminan por las
calles mientras miran obsesivamente las pantallas de esos aparatos comprobando
las últimas novedades en su Facebook, Twitter, Google Plus o la red que sea.
Incluso se ven reuniones de amigos
en una cafetería donde cada uno está atento a su pantalla y apenas se hablan
entre ellos. Quizás si se hablan pero es a través de esos móviles.
También se wasapea:
No todo son las redes sociales para alimentar a los
teléfonos móviles pisamierdas. Está el WhatsApp, que en español ya se dice
Wasap y pasar un “wasap”, o sea, pasar un mensaje usando esa aplicación. Incluso
se ha generalizado la palabra y se emplea como sinónimo de enviar mensaje
aunque la aplicación empleada sea de otra empresa o marca.
Para los que no lo sepan, WhastApp es una aplicación para
teléfonos inteligentes que permite pasar mensajes entre usuarios, gratis o a
muy bajo costo. Las siglas que compenen esa marca significan más o menso “Aplicación para enviar mensajes instantáneamente”.
De enviar mensajes se ha pasado a decir
wasapear, que es más corto y más moderno.
El Wasap ha crecido vertiginosamente. En 2013 se superaron
los cuatrocientos millones de usuarios. Y las estadísticas de la compañía
informaron de que la media es de unos cuarenta mensajes por usuario cada día. ¡DE
MEDIA!. O sea, que si bien habrá gente que use parcamente el sistema, habrá
otros muchos que wasapean varias veces por hora. No paran. Pisarán muchos
cagarros mientras caminan por las aceras mirando en sus teléfonos móviles
pisamierdas los wasaps que reciben y enviado otros.
Corolario final:
La gente está más comunicada pero
no está claro que se comunique más realmente. Antes tenías que escribir una
carta para felicitar a alguien por algo o llamarle por teléfono y mantener una
conversación de minutos. Ahora se pulsa una tecla de “me gusta” en un segundo y
quedas como un pachá. Aunque ni hayas leído o visto las fotos de aquello al que
le has dado el “me gusta”. Pero el otro se queda contento. Y tú puedes seguir ocupando
tu tiempo en conseguir seguidores o wasapeando. Pero ten cuidado de no pisar un cagarro en la acera.
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