Cuando se habla de
emprendedores, hay que tener en cuenta que la emotividad influye en el triunfo o el fracaso. Son las emociones las que más mueven a las personas y más
cuando van en busca del triunfo. Cuanto más racional es una persona, más le
cuesta tomar decisiones y más tomar la de lanzarse a una aventura de negocio.
El racional medita más los pros y contra que el emotivo.
El que sólo se mueve por
emociones es un insensato pero el emprendedor ha de tener su pizca de
insensatez para animarse a emprender un negocio. Más ha de procurar no pasarse
sobre todo cuando el riesgo del fracaso puede implicar a otras personas de tu
entorno como es la familia o los amigos.
Hace falta pues ser algo "insensato" pero no temerario. Por ejemplo, si se trata de proyectos en asuntos
que ya existen, hay que conocer el tema para no repetir errores de otros. Si es
un asunto novedoso del que no hay referencias, se puede permitir más temeridad. Pero siempre es conveniente que busque consejos de aquellos que tienen conocimientos sobre el asunto y los valore.
No es lo mismo persistir en la publicación de un libro que uno ha escrito y que le rechazan las editoriales que comprometer el patrimonio familiar en una inversión para un proyecto en un sector muy competitivo y que uno no conoce bien. Y no es lo mismo emprender algo porque uno siempre ha barajado esa idea que hacerlo de forma "obligada" porque no encuentra un empleo, por ejemplo.
Interesante consejo de John Maxwell que se debe considerar si uno ha fracasado
Análisis básico:
capacidad de superar un fracaso
Los emprendedores que
quieran emprender algo en busca del éxito han de analizar si son capaces de
superar la adversidad que puede derivarse del fracaso. El daño económico o
mental de un fracaso no es bien soportado por todo el mundo. Tener meditado
como va uno a reaccionar ante el fracaso y asumirlo es importante a la hora de
tomar una decisión de empezar algún proyecto en búsqueda del éxito.
Cuidado con la emotividad:
Algo de emotividad es necesario pero más allá de un límite te puede llevar a la insensatez. A algunos les lleva
arriba pero a una gran mayoría les hunde. No conviene olvidar el Principio de
Sturgeon que puedes leer en: Éxito y fracaso: dos grandes grupos
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