Un hombre que pasó de
vagabundo a millonario gracias al factor suerte. En febrero de 2014 le tocó un
premio de la loto de más de dos millones de euros al húngaro Lazlo. Después de llevar Lazlo una
vida de borrachín más bien lamentable la fortuna le vino a sonreír.
Sin duda suceden casos así
de vez en cuando, pero el hombre se ha dado conocer sin querer ocultar su
pasado. En una ocasión había decidido acabar con su arrastrada vida y se ahorcó,
pero la cuerda de la que se colgó, se rompió.
En 1999 conoció a una mujer
que se interesó por él. Lo llevó a su casa y lo rehabilitó para que dejara de
beber. Finalmente se casó con él, pero Lazlo no dejó de ser pobre ya que no
encontraba empleo. Un día pasó delante de una administración de loterías y echó
un boleto. Le tocó un premio gordo.
El azar influye desde que nacemos:
No cabe duda de que el factor suerte influye en las personas
y puede cambiar sus vidas. A uno le toca un montón de dinero en la lotería y a
otro le cae una maceta en la cabeza cuando pasea por una acera y le mata. Uno
va a una cita importante para su negocio y no llega porque sufre un accidente
en el camino del que no tiene la culpa. Otro conoce a alguien de casualidad en
un viaje y ese alguien le ayuda a prosperar profesionalmente.
Hay personas que aciertan a las que les toca varios grandes premios a lo largo de su vida y una multitud que juega y juega y nunca le toca nada. El azar es caprichoso. El azar influye ya desde que
nacemos. Algunos nacen dotados de una belleza extraordinaria y otros nacen notablemente
feos. Unos nacen muy inteligentes y otros son más brutos que un arado. Y así.
No confiar en la buena estrella:
El factor suerte va actuando
a lo largo de la vida de las personas y es algo que hay que tener en cuenta. Eso
no quiere decir que se confíe en tener buena suerte. No puedes construir un barco
y confiar en tu buena estrella para que no se hunda. Tendrás que construirlo de
forma adecuada, con buenos conocimientos y herramientas. Pero sin olvidar que
ahí está el azar que puede cruzarse en tu camino para bien o para mal. Un caso notorio es el del Titanic, al que el destino condujo a su hundimiento en su primer viaje.
El razonamiento que nos hace el meme anterior es bastante frecuente a modo de ensalzarse uno cuando triunfa por azar o exculparse de los errores que comete. Pero la realidad es que no siempre se triunfa por méritos y en otras ocasiones, se fracasa por mala suerte. Pero siempre conviene analizar que es lo que nos sucede por azar y que es lo que nos sucede por previsión o por torpeza de uno mismo.
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