El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, ha lanzado un serio YO ACUSO. Reconociendo que no hemos seguido al detalle la investigación del caso del 11M, caso realmente complejo, si sabemos que no sabemos quién lo planeó, ni quién lo ordenó, ni quién montó las bombas y ni siquiera sabemos porqué. Es cierto que se juzgó a una serie de gente presuntamente implicada, pero no se juzgó el caso como tal, o desde luego, no se resolvió. No sólo no se resolvió, sino que probablemente, se embrolló más. El asunto se politizó desde los primeros momentos. Nadie dude de que los partidos ya estaban tomando posición con vistas a las inminentes elecciones cuando aún estaban retirando cadáveres de los vagones. A partir de aquí, todo intento de esclarecimiento de los hechos fue intentado desprestigiar por muchos sectores acusando, a los que intentaban investigar en la maraña de la madeja, de “conspiranoicos”, como si un atentado de esa magnitud pudiera organizarse sin una gran conspiración o incluso, varias conspiraciones solapadas.
El que crea que asesinatos y sucesos claves de la Historia sucedieron por casualidad o porque unos tíos lo decidieron mientras tomaban unos vinos en una tasca, que no existieron numerosas y graves conspiraciones, es que es un ingenuo o es persona interesada en que no se sepa la verdad. Por desgracia, el historial de crímenes graves cometidos en éste país y malamente resueltos, es abundante. El sobaco del caso del 11M echa un fuerte tufo a conspiraciones: conspiraciones para cometerlo y conspiraciones para que no se desentrañe.
Otros artículos:
Pedro J. Ramirez en EsRadio
Atentados trenes
11-M: Investigación avalada de El Mundo
VCT: Concentración contra la humillación
El Rey y las víctimas del 11-M
3 comentarios :
Cuando se produce un suceso planificado previamente, tal como un atentado, en la investigación posterior debe atenderse tanto a los hechos producidos como a intentar averiguar cual eran los hechos que deberían haberse producido. Es decir, casi ningún plan sale como estaba previsto. En el caso de los trenes del 11M cabe suponer que lo programado por el asesino planificador o planificadores no fue lo que sucedió por que los hechos finales son algo caóticos.
El asesino tuvo que partir de si se volaba un coche, dos, …., un tren, dos trenes… Y casi con toda certeza, lo planificado en éste caso consistió en que el asesino se propuso volar dos trenes completos. Cada tren llevaba seis coches o vagones. Y había dos trenes, los dos primeros que registraron explosiones, que estaban un tiempo detenidos en Alcalá de Henares antes de iniciar la marcha hacia Madrid.
Estos dos trenes a los que llamaré T1 y T2, debían ser los dos reventados en el atentado, con una bomba cada uno en cada uno de sus vagones: es decir 6 bombas en el T1 y 6 bombas en el T2. En total, 12 bombas.
Esto quiere decir que la bomba número trece que apareció a posteriori en una comisaría de policia no formaba parte de éste grupo de 12 bombas previstas. O era una bomba que no iba destinada a los trenes y no procedía en realidad de los mismos o es una bomba falsa que alguien introdujo en el circuito de la investigación por motivos a determinar.
Así pués, en vez de dos trenes completos reventados, el resultado fue que los T1 y T2, resultaron con bombas en los vagones 1, 2, 3 y 5, es decir, ocho bombas, mientras las otras cuatro bombas, fueron distribuidas sobre la marcha en dos trenes posteriores: tres de ellas en el tren T3 y una última en el tren T4. Al final, el resultado, en vez de una simétrica voladura de dos trenes completos se convirtió en una medio caótica voladura parcial de cuatro trenes.
Comprender bien el alcance de todo esto me parece a mí primordial para desentrañar la operativo de ese siniestro atentado. Y desde luego, fundamental para abrir una línea de investigación sobre esa bomba número 13 que no formaba parte del plan inicial y cuyo peso, de más de diez kilos, y con metralla en su interior, sin duda no se ajusta al diseño de las doce bombas programadas por el asesino, de menos peso y sin metralla.
Estamos ante uno de los hechos más transcendentales de la historia democrática de España:un director de un periódico,EL MUNDO,Pedro J Ramirez,el mismo que desveló los GAL y tiró de la manta del Crimen de Estado y de la "guerra sucia" contra ETA,acusa por derecho y a pecho descubierto,con nombres y apellidos a dieciocho personas entre las que se encuentran policias,comisarios,jueces de la Audiencia Nacional y fiscales,por ocultar e impedir que se esclarezca la verdad de lo que aconteció el 11-M.
El asunto es tan grave y de tal transcendencia,que o los dieciocho acusados se querellan contra Ramirez y lo llevan a los tribunales, o su silencio ante la acusación,terrible y reveladora,supone "de facto" una asunción de su veracidad y por ende,de la culpabilidad que se desprende de sus actos.
Si esto fuera un país serio,que no lo es,el revuelo que supone que un director de un diario acuse nada más y nada menos, que a dieciocho personas de impedir que resplandezca la verdad del atentado más terrible y más execrable de la Historia de España,provocaría que millones de ciudadanos se manifestaran en las calles exigiendo las responsabilidades pertinentes.
Si esto no sucede,es que la sociedad civil,el tejido que conforma nuestra nación,esta realmente muerto y podrido hasta lo más profundo del tuétano.
Pero si tenemos el caso de Marta, esa chica asesinada en Sevilla, donde unos jóvenes, pillados casi con las manos en la masa, están toreando a la policía, a los jueces y a los fiscales, ¿cómo piensa alguien que va a resolverse aquí un caso mastodóntico, organizado sin duda por profesionales, como el 11M?. ¿Os daís cuenta de que a lo mejor del cuerpo de los Tedax, que actuó en los trenes el 11M, en lo que tenía que ser el caso de los casos para ellos, se le escapó una bomba del tamaño de una maleta y que pesaba más de diez kilos y acabó en una Comisaría que podía haber reventado con todos los policías y detenidos dentro?. Parece de chiste.
Publicar un comentario