Faisan, 11-M y PJ en El Mundo

Los temas del caso Faisán y el 11-M han sido tratados por PJ Ramírez en el El Mundo en su carta dominical del 18 de Septiembre de 2011. Una carta “ad hominem”, o sea, dirigida a una persona, al Juez de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez, al que saca los colores y pone de chupa dómine. El motivo con que arranca la carta es la decisión de dicho juez de reunir a 15 magistrados para resolver si el chivatazo de un policía a unos etarras de que estaban siendo vigilados sin que ellos se hubieran percatado, es una colaboración o no con banda armada. La duda se plantea con el peregrino argumento de que para que sea colaboración con banda armada ha de darse la premisa de que exista coincidencia ideológica de la persona imputada con la banda. O sea, que según este argumento, un tío que le pasa munición a una banda armada, sí lo hace por dinero o porque le divierte, no colabora con banda armada porque no tiene ni la ideología ni los objetivos de los delincuentes. Delirante.

PJ le recuerda a Bermúdez su sentencia de condena al minero esquizofrénico Trashorras, condenado por dicho juez por colaboración con banda armada por haber suministrado dinamita a un grupo aparentemente islamista, sin que existiera coincidencia de ideología entre el minero y el grupo de marroquíes delincuentes a los que suministró el explosivo.

PJ, que considera cuanto menos equívoca la cuestión de plantearse ese dilema de si es colaboración o no con banda armada, recuerda el “acto de conupiscencia en el que los brazos rígidos de Rubalcaba penetran en el torso replegado de Bermúdez para fecundarlo con la medalla pensionada de por vida”. Y hace memoria sobre aquellos días del juicio a unos cuantos imputados por el 11-M:” Al volver a darle al play aparece el relato bien encadenado de la metamorfosis oportunista de un juez que se reunía con miembros de la dirección de EL MUNDO para expresarles su identificación con nuestra actitud ante el 11-M y prometía a las víctimas actuar contra los policías que habían manipulado pruebas y cometido perjurio; y pasó sin solución de continuidad a transformarse en agente del agit-prop gubernamental, presentando su remendada y remendona sentencia como un ariete contra quienes no nos aquietábamos con la inconsistente versión oficial”.

Recuerda PJ al juez el Yo Acuso de Junio de 2009 del director de El Mundo en el que imputaba a Bermúdez negligencia profesional y de frivolidad imprudente y hasta posible revelación de secretos al ser colaborador con su mujer del libro que ésta escribía mientras su marido juzgaba al puñado de imputados por el 11-M.

Pormenoriza PJ un detalle significativo del comienzo de las investigaciones del atentado de los trenes de Atocha: “El más trascendente de todos fue la declaración del artificiero identificado por el carné profesional número 80.938, quien aseguró que cuando entró en la sala en la que otros policías examinaban el teléfono Trium extraído de la mochila de Vallecas «el terminal estaba ya sin batería». Como sus compañeros no habían logrado encenderlo con una tarjeta de Vodafone, él mismo sacó de su móvil una de Movistar, la insertó y consiguió que funcionara. Al margen de la anécdota berlanguiana de que en ese mismo instante recibió una llamada personal, lo decisivo es que este testimonio liquida la remota posibilidad de que el cambio de tarjeta se hubiera realizado en los 10 segundos durante los que la memoria de ese modelo retiene la programación de la hora de la alarma. Es decir, que queda acreditado más allá de toda discusión que es falso que el teléfono estuviera programado para las 7.40, tal y como informó por escrito el comisario Manzano al juez Del Olmo”.

PJ apunta como el asunto del teléfono encontrado en el bolsón que apareció en una Comisaría de Vallecas doce horas después de los bombazos llevó a la detención de Jamal Zougam, el sábado 13 de Marzo de 2004, clave para dar la vuelta a la tortilla de las elecciones. PJ afirma que sus últimas dudas se han despejado a éstas alturas y que tiene la convicción de que Zougham no participó en el atentado, que había estado en la víspera de la matanza visitando un piso para comprarle junto a su novia y que por la tarde noche había estado practicando en un gimnasio mientras los supuestos yihadistas, con lo que nadie pudo relacionarle, estaban supuestamente montando las bombas. Recuerda como la base posterior de la acusación fue la declaración de dos testigos oculares bastante dudosos y que Zougham está sometido a régimen de prisión de confinamiento solitario durante veintidós horas al día con el posible deseo de que se suicide o se vuelva loco. Considera el director de El Mundo que ese marroquí fue el chivo expiatorio de una trama policíaca que se dedicó a manipular la investigación.

Después de todas estas explosivas declaraciones y razonamiento, PJ Ramírez concluye explicando porqué dirige ésta carta al Juez Bermúdez: “admito que es tremendo lo que acabo de escribir. Pero más tremendo es que un montaje policial basado en falsedades relativamente fáciles de desmontar pasara primero el filtro de la instrucción judicial y luego el de la vista oral. Si la patente incompetencia de Juan del Olmo explica lo primero, la conducta del inteligente Javier Gómez Bermúdez requería de otra explicación y no bastaba barruntarla”.

SOBRE EL ATENTADO:

La base de la investigación se basa en esta gran bolsa que aparece unas doce horas después del atentado de los trenes en una Comisaría de Vallecas en Madrid. Contenía diez kilos de dinamita, un teléfono móvil con el cable sin conectar al cable del detonador. Contenía metralla. En total, unos doce kilos de peso.

En los cuatro trenes se colocaron un total de doce bombas, de las que estallaron diez y dos fueron desactivadas por medio de explosionarlas. Se observa en la foto la onda expansiva esférica de una de las bombas pero no se observa el granizado de metralla sobre la chapa adyacente no destruída. Los cadáveres estaban básicamente carbonizados o traumatizados por la explosión, pero no tenían impacto de metralla más allá de algunas incrustaciones de trozos de metal de los propios trenes. Sin embargo, no se tuvo empacho en asegurar que la bomba encontrada en la Comisaría, que contenía metralla, era similar a la empleada en los trenes. Y aunque se proclamó que el atentado tenía el aire de los atentados yihadistas, lo cierto es que no hubo terroristas suicidas ni ninguno de los imputados posteriormente hicieron proclama de reivindicación en nombre de la guerra santa de Alá, como suelen hacer los terroristas islámicos.

Sobre la cinco de la tarde del sábado 13 de Marzo de 2004, dos días después del atentado, fue grabado éste video en cinta que se depositó en una papelera y que fue transmitido en el Telediario de la noche de Telemadrid. Llama la atención que no se grabara la reivindicación del atentado hasta dos días después del mismo, en plan cutre, de forma apresurada y con escasez de medios. El paño con la leyenda religiosa islámica está sujeto a la pared con tiritas y en la grabación sólo aparece un hombre que pone mucho cuidado en no ser reconocido, usando incluso gafas de sol para no desvelar sus ojos.

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