Mujeres mentirosas en la cama

El que haya mujeres mentirosas en la cama que fingen orgasmos es algo sabido. Pero investigadores de las universidades de Columbia y de Oakland han intentado confirmarlo y averiguar el motivo. Parece ser que ellas creen que fingiendo orgasmos o exagerando la nota del placer que reciben de sus parejas, elevan el ego de su novio o marido y que ello ayuda a que él le sea fiel. Es bastante pausible. Pero ellas deberían percatarse de que el hombre es promiscuo e infiel por naturaleza. Está hecho para cubrir a todas las mujeres que se lo permitan. Es decir, ellas mentirán fingiendo orgasmos pero ellos mienten fingiendo que son fieles.

De hecho, el hombre ni siquiera considera que acostarse con otras mujeres diferentes a su novia o esposa sea una infidelidad. El amor o cariño que sienta por su pareja no se ve resentido ni involucrado en sus aventuras de apareamiento. El que un hombre sea más o menos fiel depende de las circunstancias que rodean su vida. O sea, de las oportunidades que se le presenten sin que haya riesgo de que su cónyuge se entere. A un piloto de líneas áereas o a un marino mercante, siempre viajando, se le presentarán más oportunidades que a un hombre que va de la oficina a casa y de casa a la oficina de forma rutinaria.

Por lo tanto, podría decirse que una cosa es porqué las mujeres mienten en la cama fingiendo o exagerando orgasmos y otra cosa es que consigan con ello sus objetivos. Podría darse el caso de que eleven tanto el ego de su pareja con sus orgasmos fingidos o exagerados que él acabe creyéndose el rey del mambo de la jodienda y se lance con más ahínco a demostrar a otras lo bueno que es fornicando.

Chiste:

Dos amigas están charlando. Una de ellas es amante de un hombre casado y otra es una mujer casada. Hablan sobre como excitar a los hombres. La amante del hombre casado le explica a la otra que ella se pone un body encajado de cuero negro, unos zapatos con largos tacones, unas orejeras que simulan las de conejitas de Play-Boy  y una máscara negra que le cubre la cara y que cuando su amante la ve así, se pone a tope y la posee ferozmente. Así que la casada le pide prestado ese equipo erótico para que ella excite a su marido. Total que la amante se lo presta a la casada y se vuelven a ver la semana siguiente. La amante le pregunta a su amiga que qué tal y ella le responde: “Chica, mi marido llegó a casa y allí estaba yo con los zapatos de tacón altísimos, el body negro ajustado, las orejas de conejita y la máscara en la cara. Y entonces él se fue al sofá, encendió la tele y me dijo, anda, Batman, traéme una cerveza”.

MORALEJA: El hombre casado no se excita lo mismo con una amante que con su mujer.

MIENTRAS TANTO

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