Es imposible lo de hacer
cosquillas a uno mismo. El cerebro percibe las cosquillas como un ataque por lo
que han de venir del exterior. Las sensaciones que producen recorren los circuítos
que activan el dolor. Llegan al hipotálamo, la parte del cerebro donde anidan
los instintos más primitivos y más básicos como la sensación de hambre, de
estar cansado, el deseo sexual, la respuesta instintiva a una agresión, etc.
Así que cuando otra persona
te hace cosquillas en las zonas sensibles como sobaco o planta de los pies, el
cerebro lo detecta como un enemigo y provoca una risa descontrolada pero que no
es de alegría realmente. Es una respuesta de sumisión ante el que nos agrede de
ese modo. Nos encogemos y nos reímos para no atizarle un porrazo. Le indicamos
que no queremos conflicto violencia pero que pare.
Por eso no debes hacerle
cosquillas a una persona que tenga un hacha en la mano. Lo normal es que reacción
sea la habitual de reírse pero también podría reaccionar agresivamente a hachazos de forma instintiva, aunque no sea frecuente. Es por lo cual generalmente sólo hacemos cosquillas a gente con la que tenemos confianza. Sabemos que su actitud será la de la risa sumisa. Si de repente te pusieras a hacerle eso a alguien desconocido con el que te cruzas por la calle, las probabilidades de que hubiera conflicto violento serían grandes.
Pillarse uno distraído:
Cuando uno se hace
cosquillas a sí mismo el cerebro lo sabe, por eso es tan difícil provocar la
reacción de risa descontrolada defensiva que se produce cuando el que hacer las
carantoñas es otra persona diferente a nosotros mismos.
No obstante, yo sigo
haciendo pruebas de vez en cuando a ver si logro provocarme la risa
descontrolada yo mismo. Es para ver si me pillo distraído y mi cerebro no se
percata de que soy yo. Ahora voy a disfrazarme con una careta y después excitaré
mis sobacos con una pluma por ver si me engaño y estallo de risa.
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Cuidado que hay gente realmente muy mal tomada con lo del cosquilleo.
La imagen pillada por un flash en una oscura discoteca muestra como un avispado ha convencido a una chica para que le deje hacerle cosquillas. Pero esa no es zona con terminaciones nerviosas adecuadas para ello. Ella se ríe pero no es risa compulsiva del clásico cosquilleo. Debe ser otra cosa. A ver si lo averiguo en cuanto encuentre una voluntaria para investigar.
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