El caso de la salchicha del
ginecólogo y los orgasmos forzados sucedió en el Reino Unido tal como publicó The Sun. Una mujer, Bibi
G. denunció al médico que le había hecho una operación de utero alegando que
durante una exploración post operatoria le había realizado tocamientos
indebidos hasta provocarle dos orgasmos. El doctor Angus, al verse acusado, lo
negó e incluso dijo que era ella la que le enviaba mensajes provocativos como
uno que decía “tengo ganas de probar tu salchicha”.
Como suele suceder en estos
casos en que una mujer acusa a un hombre de acoso sexual, muchos dan por
supuesto que es verdad y la reputación del doctor Angus se vio afectada. Prácticamente
era la palabra de ella contra la de él pero la gente piensa que cuando la mujer
se toma la molestia de denunciar un hecho así por algo será.
Afortunadamente para el
médico acusado se presentó en el juicio como testigo el anterior ginecólogo de
la señora Bibi, el doctor Dowley, el cual narró como ella le había propuesto
que fueran amantes, que ella necesitaba desfogarse porque había dejado de tener
relaciones con su marido desde que le pilló en una infidelidad. Dejó claro que
aquella mujer era una calentorra incitadora.
Entre la declaración del
antiguo médico y el mensaje de la salchicha, la señora Bibi se echó para atrás
y decidió retirar los cargos contra el doctor asumiendo los costes del juicio
de unos veinticinco mil euros.
El doctor Thomson pudo
respirar tranquilo. Siendo casado y padre de tres hijos, su situación había
sido muy difícil desde que se produjo la denuncia. Manifestó haber vivido un
infierno durante tres años hasta que se celebró por fin el juicio y quedó de
manifiesto que aquella señora mentía.
Lo que puede tomarse como
enseñanza es que la lentitud de la justicia puede hacer que una falsa acusación
sobre una persona cause un daño irreparable. En este caso fueron tres años los
que transcurrieron hasta que la causa se vio en los tribunales lo que llevó a
muchas mujeres a cambiar de médico por temor a que se tratara de un maníaco
sexual.
A raíz del juicio quedó al
descubierto que la señora Bibi tenía un pasado de calentorra que quería
ventilarse a toda cosa con pantalones que se ponía a su alcance. Cabe suponer
que la denuncia contra el doctor Thomson fue una venganza porque él no se prestó
a dejar que ella probara la salchicha.
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