Contaré tres chistes relacionados con la avaricia. Muere un millonario y deja estipulado que se le entierre con diez millones de euro. Los herederos del hombre se reúnen para ver como cumplir la última voluntad de su pariente. Uno de los hijos apunta que se podría hacerlo a plazos. Por ejemplo enterrarlo con un millón y de año en año abrir la tumba y meter otro millón. Los demás herederos discurren otras ideas todas orientadas a retrasar el meter la pasta de un golpe en el ataud. La esposa del difunto interviene para cortar el debate: "Vamos a dejar de elucubrar. Se le entierra con la tarjeta de crédito y ya irá gastando él lo que quiera".
Chiste del viejo avaro moribundo.
El hombre está en las últimas en la cama rodeado de sus familiares. Pregunta por su esposa María y ella le responde que está ahí, a su lado. Entonces el moribundo pregunta "Ricardo, hijo, ¿donde estás?". Ricardo le dice que también está ahí al lado de la cama. El moribundo vuelve a preguntar "Teresa, hija, ¿donde estás?". Teresa le hace saber que está presente. El viejo avaro exclama entonces: "Si estáis todos aquí, ¿porqué diablos está la luz de la cocina encendida?."
Chiste del dinero de la herencia.
Adelanto que lleva una moraleja a modo de lección. Un multimillonario de cierta edad oye bastante mal. Va al médico especialista del oído que le dice que ha salido al mercado un audífono miniatura que apenas se ve y amplifica el sonido una barbaridad. El multimillonario le pide que se lo coloque y se va de la consulta con el aparato puesto. El médico le dice que vuelva en unos días para saber como va y ajustarlo si es necesario.
El ricachón vuelve al cabo de una semana a la consulta del médico, le cual le pregunta que como se encuentra con el minúsculo sonetone. El ricachón le responde que puede oír muy bien, mejor que cuando era joven. El médico le responde que espera que sus familiares estén también contentos al poder hablar con él sin tener que hacerlo a gritos. El hombre le explica: "Mire, mis familiares no saben que llevo colocado el audífono y que les escucho estupendamente, no se lo conté. Pero en ésta semana he modificado varias veces el testamento".
Moraleja:
Si estás esperando una herencia, mantén la boca cerrada.
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