Que el orinar de pie sea legal para los hombres es algo que ha tenido que sentenciar un juez alemán en enero de 2014. Ello es debido a que el propietario de un piso retuvo tres mil dólares de la fianza a su inquilino cuando acabó el contrato del piso. Es una curiosa historia.
El asunto es que el cuarto de baño del piso en cuestión tenía un piso de delicado mármol y según el propietario había acabado dañado por las salpicaduras del inquilino al orinar de pie sobre la taza del retrete. El propietario consideraba que el inquilino debería haberse sentado en la taza para mear tal como hacen las féminas. Así, sentado, no hubiera salpicado con gotitas corrosivas del mármol todo el entorno del retrete.
Escuchadas a las partes el juez dictaminó que es costumbre contrastada desde tiempos históricos por parte de los hombres el hacerlo de pie y que ello puede dar lugar a las correspondientes salpicaduras. Por lo tanto obliga al propietario a devolver los tres mil euros a su inquilino.
Es evidente que un hombre que va a miccionar no se va a sentar en la taza del retrete para hacerlo y que lo hará de pie. Las salpicaduras son casi inevitables y a veces algo más que salpicaduras porque el chorro salga en mala dirección o se tenga poca puntería. Si el propietario quería evitar tal cosa debería haber instalado un meadero de pared masculino donde es más fácil que nada caiga fuera. O no debería haber colocado un suelo tan sensible en el cuarto de baño.
Otra cosa es que en el contrato de arrendamiento se hubiera especificado de forma concreta que el inquilino se haría responsable de los daños producidos en el suelo de mármol por las gotas de las meadas. Pero en tal caso sería improbable que alguien aceptara alquilar ese piso al propietario dada lo delicado de ese suelo y la facilidad con que puede dañarse.
La solución para el dueño de la vivienda si quiere seguir manteniendo ese suelo de mármol sin salpicaduras de meadas masculinas es que alquile la vivienda exclusivamente a mujeres, que ellas si que suelen hacerlo sentadas.
Actualmente ya se producen intentos de que las mujeres puedan micionar también de pie: tanto porque se considera que es más cómodo para ellas al no tener que hacer cola ante los retretes tradicionales como porque así se ahorra agua, como es la propuesta de una universidad china que ha instalado los urinarios tipo masculino como el de la foto anterior para que ellas orinen.
Para que las féminas puedan hacerlo sin sentarse se dispone de aditamentos como estos canutos de papel desechables que ellas han de colocarse sobre su potorro para dirigir el chorro bien sea hacia una taza de retrete normal o hacia un urinario de pared dirigido al público masculino.
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