Violento hecho histórico. En 1974, la princesa Ana de Inglaterra, hija de la reina Isabel II, tenía 23 años y hacía poco que se había casado con el capitán Phillips. Hubo un intento de secuestro cuando regresaban al anochecer de una fiesta benéfica.
En el coche oficial Rolls Royce iba la princesa, su marido, un policía escolta y el conductor. Cuando estaban a punto de llegar al palacio de Buckinghan un coche Ford Escort se cruzó delante del vehículo oficial y se detuvo.
Un hombre armado con dos pistolas salió del Ford y se abalanzó sobre el coche oficial. El escolta de la princesa salió sacando su arma. Disparó sobre el asaltante pero la pistola se encasquilló.
El asaltante, a su vez, le pegó un tiro al escolta que lo derribó en el suelo. El atacante abrió la puerta del Rolls y tiró del brazo de la joven Ana para hacerla salir pero ella se resistió.
El guardaespaldas, empezó a levantarse desde el suelo pero recibió otros dos disparos del atacante. El conductor del Rolls salió para enfrentarse al intruso pero fue abatido de otro tiro.
Dos personas que paseaban por allí se acercaron a ver que sucedía. Uno de ellos era un periodista y otro un policía. Pero también fueron derribados a tiros.
El atacante volvió a tirar de la princesa pero ella seguía resistiéndose.
En esas estaban cuando dio la casualidad de que por allí pasó un hombre que era boxeador. Se trataba de Ron Russell, un fornido peso pesado.
Al ver la escena, sin pensarlo mucho, se acercó por atrás al atacante y le lanzó un puñetazo a la cabeza. El secuestrador se dio cuenta en el último momento y se movió recibiendo el puñetazo en el cuello. Se tambaleó y después disparó contra el boxeador pero falló.
La princesa Ana aprovechó para salir del Rolls y correr hacia el otro lado del coche que quedó en medio del asaltante y ella. El asaltante decidió entonces desistir y salir corriendo. Estaba a punto de arrancar su Ford para huir cuando llegó un vehículo de la policía alertado por el ruido de los tiros y le detuvieron.
Los policías llamaron para que enviaran ambulancias. Había cuatro heridos de bala desangrándose en el suelo. Ninguno de ellos falleció y se recuperaron de sus heridas.
Registrado el coche del intruso, se encontró una nota dirigida a la Reina en la que pedía dos millones de libras por la liberación de su hija Ana.
Secreto de Estado:
Todo lo referente al asunto fue declarado secreto de Estado y no se desveló la documentación hasta el año 2014, treinta años después.
El atacante fue un hombre de 26 años llamado Ian Ball. Se le consideró un trastornado por esquizofrenia que escuchó voces que le ordenaban hacer el secuestro. Fue condenado a cadena perpetua en un hospital psiquiátrico. En el juicio expuso que gracias a su ataque a partir de ahora se mejoraría la seguridad de la familia real británica.
Ian Ball había hecho un seguimiento de los movimientos de la princesa Ana por el simple método de hacer llamadas al gabinete de prensa de la familia real. Ese día sabía que iba a un acto benéfico y la siguió en el coche hasta el momento del ataque.
Ian Ball trabajaba en una empresa dedicada a la distribución de rollos de películas por los cines de Londres. Entre otras cosas conducía una furgoneta transportando dichos rollos.
Puede que estuviera chiflado, como se dictaminó oficialmente, pero el golpe lo había planificado bastante bien aunque fuera demasiado osado. Si ella se hubiera dejado arrastrar fuera del Rolls Royce es muy probable que se la hubiera llevado.
A fecha de hoy no se ha vuelto a saber más del atacante Ian Ball. Sigue siendo un secreto de Estado. Cuando en 2014 se dieron a conocer los documentos oficiales la prensa le preguntó al Ministro de Justicia británico que donde estaba el secuestrador a lo que el Ministro respondió que eso no se iba a revelar.
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