Ligar de forma científica es lo que creo que viene a proponer Richard Wiseman en su libro titulado “59 segundos: Piensa un poco, cambia mucho”. Lo primero es que el lugar de la cita o encuentro sea algo más bien terrorífico. Está demostrado que si el lugar es algo que produce inseguridad, la persona sentirá más agitado su pulso y ello lo identificará de forma inconsciente contigo. Aparte de que sentirse acompañada hará que la persona objeto del ligue se sienta más a gusto a tu lado.
Has de estar atento (o atenta) a las expresiones de la persona objeto del ligue. Si mientras tu hablas ella saca la lengua o humedece los labios, está sintiendo un impulso sexual hacia ti. Si cabecea, sonríe, se inclina ligeramente, mientras tu sueltas un rollo, es que está más bien interesada en ti o en lo que le cuentas que en fornicar. Y tú, tienes que sonreir, pero esforzándote en que parezca de verdad. La zona de alrededor de los ojos debe arrugarse.
Si la persona objeto del ligue te sonríe pero no se le arrugan los laterales de los ojos, está fingiendo. Eso puede ser bueno o malo. Debes evaluarlo. A lo mejor, si ha estado sacando la lengua y humedeciendo los labios y te sonríe falsamente es que sólo está esperando el momento del fornicio y no entra demasiado en otras consideraciones. Debes entonces obrar en consecuencia.